Mayo de 2006 :

Hola a todos! : Regresamos felices el 8/05 del viaje que realizamos Vicky Biondi, Eduardo Segovia, mi hijo y yo a este paraíso del buceo que es el archipiélado De Galápagos. Estuvimos con la operadora Scuba Iguana que nos brindó un servicio más que muy bueno. Ellos realizan buceos con gente que tenga una experiencia previa de 30 inmersiones o más, y derivan a otras operadoras a buzos con menos experiencia. Además no llevan más de cuatro o cinco buzos por grupo, acompañados de un Divemaster. Previo a los buceos hicimos una inmersión de pocos minutos en un lugar llamado Bahia Academia, de poca profundidad, donde chequeamos el equipo y el lastre (y ellos chequean el comportamiento de los buzos).El Primer día fuimos a un punto de buceo llamado Punta Seymour. La primera inmersión fue de 15 metros, duró 45 minutos y ni bien bajamos nos recibieron las tortugas, las rayas eagle, peces loro, peces globo muy grades, mucha fauna que se acercaba a nosotros sin temor. Las estrellas enormes y de un color rojo intenso, y otras rayadas en rojo celeste y blanco, hermosas. El fondo es de roca volcánica totalmente distinto al que había visto en otros sitios, y no había corales.Todo el buceo fué con corriente muy fuerte, visibilidad 25 metros o más y el agua a 24º. En la operadora proveen de trajes de 7 mm., pero yo estuve muy cómoda con mi traje de 5mm. Y tambien proveen guantes ya que en casi todos los buceos nos pedían que nos agarrásemos de las rocas para poder estar estáticos ya que las corrientes nos lo impedían .Después de un intervalo de 1.20H. fuimos a segundo buceo, en la misma zona. El plan era llegar a un punto en el fondo, sujetarnos de las rocas y esperar por el desfile. Estábamos muy ansiosos por verlos y aparecieron! los tiburones punta blanca, desde 1m. hasta 2.5m, paseándose delante nuestro, majestuosos, serenos, impresionantes. Eran muchos, llegamos a contar 12, y no nos cansábamos de mirarlos. En un momento miré hacia atrás y también habia unos 5 o 6 detrás nuestro , de los cuales uno se revocaba en la arena (supongo que para desparasitarse). Esto ocurría en medio de una corriente MUY intensa, nos costaba mantenernos agarrados a las rocas, y a la vez, estábamos rodeados de tortugas y peces en pequeños cardúmenes. Es imposible describir la emoción del momento, la adrenalina, un poquito de miedito (por que no decirlo) y solo podíamos mirarnos a través de las lunetas para compartir lo que sentíamos. Dimos una pequeña vuelta por el lugar, pero sin querer alejarnos de los tiburones que nos tenían fascinados. Cuando llegamos a la reserva de aire (grrrrr) , subimos previa rigurosa parada de seguridad . El buceo fué a 24 m. y duró 47 minutosSiempre que salíamos del agua, el barco estaba lejos y ante una seña, venía buscarnos .
Cuando volvíamos del buceo, al llegar al puerto nos esperaba otro espectáculo: Había cientos de aves, que ellos llaman Piqueros Patas Azules, que es una especie propia del lugar, alimentándose. Se arrojaban en picada todos juntos, produciendo un ruido tremendo, levantando chorros de agua y espuma para sumergirse a pescar. Nosotros desde el muelle podíamos ver el cardumen en el agua mientras pescaban, y comían y se alejaban para volver a sumergirse como flechas.

El segundo día de buceo fuimos a un lugar que se llama Gordon Rocks. Son rocas que surgen desde fondo como un rosario en forma semicircular, algunas emergen y otras quedan bajo el agua. Esta formación es el borde de un volcán extinto y lo que sería el crater, es un fondo de arena. La embarcación nos dejaba en el lugar y se alejaba, ya que éste tambien es un lugar de mucha corriente.
Allí íbamos a buscar los tiburones martillo con los que soñamos desde que empezamos a hablar del viaje. Bajamos por una ladera de las rocas, viendo morenas, sepientes, langosta, tortugas y un pez escorpión.Llegamos a una profundidad de 21.40m. y nos tomamos de las rocas a esperarlos, y no tardaron mucho, pasaban ante nuestros ojos, y se veían enormes, mucho más corpulentos que los punta blanca, con sus cabezas características, fueron 8 o 10. No nos alcanzaban los ojos para mirarlos, tratando de retener todos los detalles de sus formas. Cuando pasaron continuamos el buceo y vimos cuatro rayas golden y una manta que nos pasó por encima y casi no la vemos. Cardúmenes (antes siempre los había visto de a pares) de peces angel, de color negro, naranja y blanco, salemas, loros, un tiburón punta blanca y uno de Galápagos , ni por un instante dejamos de ver algo interesante. Cuando empezábamos a subir, otra vez aparecen los martillos, y nos quedamos paralizados mirándolos. Son realmente imponentes!!!. Hicimos la parada de seguridad agarrados de las rocas que estaba cubiertas de “ dientes de perro” de unos 7 cm. de alto y (para mi esto fue una novedad) de las cuales salían unas pinzitas que pellizcaban nuestras manos . Si alguien sabe más de estos animalitos me gustaría que me cuente. El buceo duró 41 minutos y tuvimos alguna termoclina de 23º
El intervalo lo hicimos en una bahia tranquila en la cual habia muchos lobitos marinos, y algunos nos fuimos al agua a jugar con ellos. Se acercaban hasta el punto de tocarnos, y aunque la orden era de “NO TOCAR ANIMALES”, alguna mano se escapo en una caricia. Y… claro! Eran lobitos, no tiburones…
El segundo buceo quisimos hacerlo en el mismo lugar que el primero ya que queríamos más martillos y los tuvimos! Fue tan emocionante como el primero , la diferencia estuvo en que cuando ellos estaban pasando por el fondo nosotros estábamos cruzando un canal entre dos rocas y una corriente descendente nos bajó 10 m. en el tiempo que hacíamos dos respiraciones. En ese momento los tuvimos cerquita! Teníamos que estar muy pendientes de las compus para poder mantener un perfil de buceo lógico. De todos modos, estaba planificado a 15 m. y llegamos a 26. Y en este buceo tuvimos el regalo de una 20 rayas eagle, hermosas, serenas, pasando delante de nosotros a unos cuatro o cinco m. Salimos felices, enloquecidos, de tanta maravilla que tuvimos la oportunidad de ver.
Tercer día de buceo
Esta vez el barco de la operadora pasó a buscarnos por el muelle de nuestro hotel. La navegación duró 1.30 hs. Fuimos a un punto de buceo que se llama Floreana y donde, para no desentonar, también
había fuertes corrientes. Para que se den una idea de lo fuertes que eran, cuando estábamos agarrados de las rocas, parecíamos banderas flameando, y a veces estábamos con las aletas hacia arriba, tratando infructuosamente de acomodar el cuerpo en forma horizontal. Las fotos que lo muestran son bastante cómicas. En el primer buceo, ni bien bajamos encontramos en un hueco de las rocas varias langostitas bebes, también una morena rayada amarilla y negra, cardúmenes de ojones, sargentos, los siempre presentes peces loro, ángeles. En el sitio pudimos observar lo que llaman una estación de limpieza: peces grandes, de 40 o 50 cm. que no pudimos identificar, son desparasitados por montones de hiperactivos pececitos. También tuvimos la oportunidad de ver un par de tortugas en la misma situación. Y vimos otro majestuoso desfile, esta vez de tiburones de Galápagos, con sus estilizadas colas, nadando lentamente. En el momento en que los veíamos, desaparecian para nosotros los enormes peces globos, las tortugas. Solamente queríamos verlos, y acercanos un poco más y captar todos los detalles de sus movimientos y formas. Estábamos buceando a 27 m. y cuando terminaron de pasar empezamos a subir despacio, devolviendo la atención al resto de las criaturas que nos rodeaban. Fue un hermoso buceo de 50 minutos.
Luego de un intervalo de 1.30 h. volvimos al agua en un punto muy cercano al anterior, y tuvimos un panorama muy similar. Esta vez llegamos solamente a 20 m. y volvimos a ver a los galapagueños, unos 7 u 8 que esta vez hacían un recorrido de ida y vuelta, en un largo de aproximadamente 300 m.
En el conjunto pudimos ver además un punta blanca no muy grande, que parecía que se había equivocado de familia. Nos quedamos otra vez muy quietos, impresionados como siempre, tratando de
sacarles fotos cada vez más cerca, hasta que ellos se fueron. Continuamos el buceo y de pronto el mar se oscureció como si fuese casi de noche.
La luz era como la que hay cuando empezamos un buceo nocturno, cuando el sol ya se escondió en el horizonte, pero era mediodía y no había nubes. Un cardumen impresionante de salemas rayadas de unos 10 cm. de largo era el causante de tanta oscuridad. Era como un techo encima nuestro. Empezamos a acercarnos despacio y cuando estuvimos al mismo nivel, se veía como una pared compacta de peces idénticos que se movian todos juntos, en el mismo sentido, formando un inmenso tornado. Despacio nos acercamos más, moviéndonos con mucho cuidado, mientras los peces nos abrían paso hasta que estuvimos en el centro del torbellino. Hacia arriba, abajo y alrededor todo lo que veíamos era las salemas rayadas de color amarillo y negro, que siendo tantas y tantas ninguna nos rozó ni por un instante. Era una explosión de vida tan inmensa, increíble, brillante y a la vez serena, que se hace imposible de explicar. Por un buen rato nos sentimos parte del cardumen, y nos quedamos en el centro, flotando, tratando de vernos entre nosotros a traves de la masa en movimiento constante. Cuando salimos del cardumen vemos que al mismo nivel, al lado había otro similar en forma pero más pequeño en dimensión, de pámpanos, y subiendo, a unos 3 m. de profundidad, pasó otro cardumen, esta vez de barracudas de 30 o 40 cm. que eran cientos y cientos y cubrían todo el espacio visible desde el sitio donde estabamos realizando la parada de seguridad.
Si esto a mí me lo contaran, pensaría que es una exageración, y a veces cuando lo recuerdo, tengo una sensación de irrealidad. Y aún cuando veo las fotos y las cortitas filmaciones que nos hizo el divemaster con su cámara digital, me parece increíble haber visto tanto, tantas especies distintas y en tanta cantidad. Supongo que además de estar en un lugar propicio tuvimos muchísima suerte.

Les conté en detalle de los buceos, pero también tuvimos otras buenas experiencias en superficie: Vimos tortugas gigantes, iguanas marinas y terrestres, pelícanos, pinzones, boobyes, cangrejos.
Estuvimos nadando en un lugar llamado La Grieta, que es una grieta en la montaña de unos 200 m. de largo y unos 3 a 5 m. de ancho y profundidad desde 1.50m hasta…. no sabemos. Bordeado por paredes de roca volcánica de unos 20 altura. El agua salobre, cristalina, fría en superficie y más cálida abajo. Allí habia peces loro. Un lugar solitario, tranquilo, como para pasarse el día completo entre la montaña, el cielo y el agua.

Como siempre nos quedamos con ganas más. Queremos volver, quizás a hacer un vida abordo, y tener más buceos en este lugar único.

Liliana Iriarte